sábado, 27 de diciembre de 2008

Alex Kidd in Miracle World

Ahora que parece que todo el mundo puede jugar a los videojuegos, que los nietos se arremolinan alrededor de la Nintendo DS de su abuelo y se quedan asombrados con lo inteligente y hábil que es, que las reuniones sociales de los jóvenes no son lo mismo si no hay un Singstar, un Guitar Hero o un Wii Sports a los que echar mano, que para hacer deporte ya no hace falta salir de casa, sino comprarte el Wii Fit y correr con tu Mii por un parque virtual y que la Playstation 3 es tan buena, tan grande y tan cara que hace que pienses que se ha llegado a la cumbre del mundo de los videojuegos, no está de más recordar uno de los juegos clásicos del mundo de las consolas que, por mucho que pasen los años y mejore la tecnología, siempre tendrá un hueco en mi corazón.


Ese juego es el Alex Kidd in Miracle World (que a partir de ahora nombraré sólo como AKIMW por razones obvias) para la Master System de Sega. Aun recuerdo claramente cuando llegó esa consola a mi casa. Se la regalaron a mi hermano por su comunión y la verdad es que nos dejó a mi y a mis hermanos alucinados. Nuestra anterior experiencia en el mundo de los videojuegos había sido un Spectrum ZX y, aunque hoy reconozco el encanto que tenía este ordenador, con sus cintas de casette y sus tiempos interminables de carga, la Master System era muchísimo más atractiva.

La consola por aquel entonces sólo traía un juego incluido en la memoria (uno muy simple de un caracol que iba recorriendo laberintos antes de que llegara el límite del tiempo) y luego un juego en tarjeta (no en cartucho, la ranura para tarjetas desaparecería en la Master System II) por lo que enseguida tuvimos que comprar el primer cartucho.

La dependienta del Corte Inglés nos recomendo el Alex Kidd porque decía que estaba teniendo mucho éxito. En aquel momento, el catálogo de juegos era muy reducido, así que nos fiamos de la dependiente y nos lo trajimos a casa, nunca nos arrepentimos de la compra.

El AKIMW es un juego que encajaría dentro del género plataformas. El protagonista es Alex Kidd (según el manual de instrucciones del juego "un pequeño con grandes orejas"), príncipe de Radactian, que tiene que liberar a su pueblo del tirano Janken el Grande, que ha secuestrado a su familia para hacerse con el poder. El pobre Alex no se da cuenta de lo que pasa hasta que vuelve de las montañas, tras concluir su entramiento en el arte marcial del Shellcore, por lo que, enfundado en un llamativo chándal rojo, decide ponerse manos a la obra para acabar con el villano.

El argumento del juego es así de simple y he de decir que cuando jugaba en esa época al juego no me enteraba mucho, ya que, aunque haya varios textos ampliándote la historia a medida que avanzaba el juego, no me enteraba de nada porque estaban en inglés.

El control del juego no tenía gran misterio, Alex podía dar grandes saltos para avanzar por los escenarios, gólpeando a sus enemigos y los bloques de piedra con su gran puño, gracias al arte marcial del Shellcore. No obstante, el juego no se quedaba sólo en eso. Alex podía recoger objetos que le otorgaban habilidades, como la de volar con un bastón mágico, una caja que le hacía inmune a los enemigos o un bracelete que le permitía lanzar una especie de rayo a sus enemigos. A medida que iba avanzando en su camino, Alex se encontraba con jefes al final de algunas fases. Estos jefes podían ser secundarios, como un buey o un oso con una espada o principales, que eran Janken y sus tres secuaces. Cada uno de los secuaces de Janken el Grande, se correspondían con uno de los símbolos del juego piedra-papel-tijeras (Jan-ken-pon en japones, de ahí el nombre del villano) y las peleas con ellos, consistían en eso, en juegos de piedra-papel-tijeras y, avanzando más en el juego, también habíía que derrotarles con golpes cuerpo a cuerpo (o cuerpo a cabeza para ser más exactos).

Las peleas a piedra-papel-tijeras acaban resultando más fáciles ya que los enemigos siempre realizaban la misma elección en cada partida y, posteriormente, si Alex conseguía la bola de cristal, podía ver el pensamiento de sus oponentes, de forma que, con un rápido movimiento de dedo, se podía ganar facilmente.



Sin embargo, lo que de verdad hace original al juego es su variedad. Si bien ya he dicho que sería un plataformas, hay distintas fases en las que Alex monta en moto, o en un helicóptero a pedales, o en una lancha, incluso hay escenas acuáticas en las que hay que nadar.

Además, si bien el juego tenía su mapa del país, en el que se veían las fases (también el inventario de objetos de Alex y las vidas que quedaban), cuando ya creías que estabas cerca
de acabarte el juego, aparecían fases extra que no salían en el mapa, aumentando considerablemente la duración. Si bien antes he dicho que no me enteraba de lo que decían los textos en inglés, la verdad es que resultaban útiles, ya que ,sin leerlos, no te podías enterar de que el hermano de Alex estaba encerrado en el castillo, éste al rescatarle te daba una carta que le debías llevar a un rey para que te ayudara dándote un objeto que es clave para acabar el juego y no te echase a patadas (bueno, en realidad te echaba a un fantasma encima) de su castillo.

En resumen, el juego era adictivo, largo y difícil. Alex moría al primer golpe con cualquier enemigo (y subía al cielo como un ángelito) y además no había continuaciones (bueno, sólo una, haciendo un truco y siempre que tuvieras el dinero necesario para pagarlo).

En esa época no llegue a acabarlo nunca, sólo bastantes años después, cuando ya tenía una Mega Drive que sustitía a la Master System, decidí rescatarlo y acabarlo de una vez. Recuerdo como si fuera ayer los nervios que pasé la última pantalla y la satisfacción que sentí al acabarlo, aunque el final simplemente fuera un texto sobre fondo negro diciento que todo había salido bien.

Alex Kidd fue la mascota de Sega hasta la llegada de Sonic (aunque, yo siempre he pensado que el Alex Kidd era mucho mejor), de hecho, el juego se incluyó en la memoria de la Master System II, con ligeros cambios (los controles estaban invertidos, de forma que fueran más naturales, o que Alex se comía un hamburguesa al final de cada fase en lugar de la bola de arroz del original). Sin embargo, si Alex Kidd no llegó a mucho más, fue porque las secuelas que sacaran fueron todas malísimas y alejadas del espíritu de este AKIMW (Alex Kidd the Lost Stars, Alex Kidd in Shinobi World, etc) y ahí Nintendo y su Mario, le ganaron la partida a Sega de largo (así acabó Sega, nunca supo aprovechar lo que tenía mejor que Nintendo).

Todavía hoy de vez en cuando desempolvo al vieja Master System y el AKIMW y, tras muchos intentos para que cargue bien, me pongo a disfrutar de nuevo de Radactian y los enemigos tan variados que te podías encontrar (peces, pirañas, pulpos, monos, pájaros, escorpiones, bolas con bigote, ranas gigantes, murciélagos, llam
as y, sobretodo, los horribles fantasmas de los que no tenías más escapatoria que correr).


Está claro que hoy el mundo de los videojuegos ha llegado mucho más lejos, pero grandes clásicos como este AKIMW, son la muestra de que, para que un juego sea bueno y perdure en la memoria de los jugadores, no hace falta un despliegue técnico apabullante, simplemente una aventura con personalidad, originalidad y una alta jugabilidad.

4 comentarios:

  1. Yo siempre fui más de nintendo y soy fan del mario bros de toda la vida. Por lo que cuentas parece que eran bastante parecidos porque mario también tenía diferentes poderes que iba consiguiendo a lo largo de los distintos mundos, sobre todo en el super mario bros 3, el 1 era más lineal pero aun así tenía encanto. Aunque quizas el alex Kidd con esto de que tenía una sola vida era más dificil. Es una pena que cada vez haya menos juegos de este tipo... Igual algún día escribo sobre Mario y compañía.

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  2. Hombre, está claro que el Super Mario Bros 3 es mejor que este AKIMW, pero lo que pasa es que no son comparables porque hay muchos años de diferencia.

    En cambio, entre el Super Mario Bros 1 y este juego, me quedo con el Alex Kidd.

    El caso de las continuaciones, como ya digo en la entrada, es muy distinto. Sega la fastidió con Alex Kidd y Nintendo lo hizo genial con Mario. Por eso Nintendo está hoy donde está y Sega también está donde está.

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  3. yo es que me quedé en la game boy.

    en tonos de verde.

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  4. Uno de los mejores juegos de la historia, jugarlo en un emulador si nunca lo habeis jugado. Aun guardo intacta mi master system II.

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